LAS PREVISIONES PARA 2015, APUNTAN A SUPERAR LOS SETENTA MIL VISITANTES SOLO EN HERVÁS

A finales de los 70, la Organización mundial del Turismo eligió de forma consensuada la fecha del 27 de septiembre para llamar a la reflexión sobre la potencialidad e impacto económico, social y cultural de los movimientos turísticos a nivel mundial. En un escenario mucho menos rígido y cada vez más atomizado que en los 70, septiembre, como si de un reloj de arena se tratara, se mantiene como el mes de la alternancia y el cambio de los movimientos turísticos entre un hemisferio a otro. El cierre de campaña de la temporada estival en el hemisferio Norte, coincide con el inicio de la suya para nuestros vecinos del Sur, y mientras unos se reincorporan a la rutina laboral, otros se preparan para romperla y disfrutar de vacaciones.

Así como en el resto del mundo, también nosotros tenemos nuestro particular reloj de arena turístico, y mientras se escurren los últimos granos de la campaña de verano, nos preparamos para un nuevo vuelco que se inicia con la llegada del otoño, y que continuará si las nieves nos acompañan, a lo largo de todo el invierno hasta la primavera. Antes de que eso ocurra, y aprovechando la efemérides que cita las oportunidades que generan los turistas, parece oportuno detenerse y hacer una pausa reflexiva cuali-cuantitativa: a lo largo de los tres meses de verano, desde julio a septiembre, solo en Hervás, hemos recibido al menos 22.000 visitantes. Una cifra nada desdeñable que, volviendo a los objetivos de la OMT, se traduce en un innegable impacto económico, y puesto que somos una sociedad permeable, también social y cultural que difícilmente cuantificaremos en toda su extensión. 

Ya nadie pone en duda el peso del turismo en la economía local y comarcal, por ello, cada visitante y turista representa no solo una oportunidad de negocio, sino también de promoción. Entre todos los que nos dedicamos directa o indirectamente al Turismo, participamos del cumplimiento o frustración de las expectativas que quienes incluyen Hervás en sus vacaciones atesoran. Cada uno desde su particular parcela y servicio, haciendo posible que se realicen determinadas actividades, embelleciendo sus viviendas o calles, enseñando y ayudando a entender el patrimonio civil o religioso, poniendo cuidado y esmero en la preparación de un menú, o un aperitivo, en la dispensación de un producto típico o un recuerdo, ofreciendo alojamiento, o simplemente acompañando una explicación con una sonrisa. Oportunidades que podemos aprovechar hoy, pero que fueron generadas por quienes antes que nosotros  habitaron y preservaron los pueblos, barrios y casas, o mantuvieron los usos tradicionales del campo y del monte salvaguardando el paisaje de todos. A estas alturas, justo reconocimiento merecen aquellos que en el pasado creyeron que cuidarlos  y conservarlos valía la pena. Entre todos preservaron nuestras señas de identidad convirtiendo sus casas, pueblos y entorno natural en nuestros principales recursos, y no estaríamos contando turistas, ni hablando de oportunidades de no ser por todos ellos.  

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